viernes, 31 de diciembre de 2010

Un nuevo año

Esta entrada va a ser muy cortita, ya que en una hora me tengo que ir a cenar con la familia y me tengo que arreglar y esas cosas que se hacen para estas ocasiones.
No quería dejar pasar este día sin escribir algo. Me he puesto a pensar en que siempre hacía lo mismo en este día de Nochevieja, quedaba con mis mejores amigas, echábamos una charlita sobre el año que se iba, nos regalábamos las braguitas rojas... en fin divagaciones de último momento entre almas sinceras que se reflejan y conocen perfectamente. Hoy me he dado cuenta que debe ser el primer año que no lo hacemos, y eso me ha hecho pensar también en que todo ha cambiado, ya somos adultas, mi próximo cumple que se aproxima...ufff 30. Son muchos años ya. Hay obligaciones, compromisos y a veces es difícil sacar tiempo para las cosas realmente importantes. Espero que todas saquemos siempre un instante para estas ocasiones. No deberíamos olvidarnos nunca.
Antes de empezar a enrollarme y ya no tengo tiempo(siempre igual), y haciendo balance de lo bueno y lo malo, sólo me quedo con lo bueno que sin duda ha sido lo que se ha quedado en mi corazón. ¿Para qué guardar espacio en él para lo que no tiene valor ni da felicidad? Gracias 2010 por enseñarme tantas cosas buenas y malas.
¿Propósitos de año nuevo? Sólo uno: no olvidar nunca lo que he aprendido este año: no desprenderse nunca de lo realmente importante y de lo que uno quiere de verdad. 

¡Pasadlo muy bien!

Feliz 2011!!!

Deseo que 2011 colme de vida vuestros espíritus, de pas vuestros corazones y de mucho amor y salud el día a día. Gracias por leerme día a día y darme fuerzas para seguir escribiendo.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Mis mejores deseos

No podía dormirme, llevaba ya un ratito dando vueltas en la cama y en mi mente  ha aparecido de repente el nombre de La Hoja en Blanco. Es cierto, hace ya tiempo que no escribía ninguna entrada y que menos que hacer una referencia a las fechas en las que nos encontramos. La Navidad.
Para mí  la Natale se asocia a cariño, reuniones en familia, reencuentros de amigos, creo que es lo más bonito que tiene esta época. Cuando era más joven, lo asociaba simplemente  a salidas, juergas hasta tarde y salidas con los amigos. Ya francamente lo veo desde otro punto de vista.
Para mí la Navidad es un momento especial, en el que por fin la familia tiene una excusa para reunirse al completo. No puedo describir lo bonito que es ver a mis abuelos sonreir mientras miran a su primera bisnieta y con lágrimas en los ojos mi abuela se lamenta de lo mayor que es y si verá a algún bisnieto más nacer. La Nochebuena es ese momento feliz en el que los villancicos y las panderetas sirven para olvidar las penas, recordar a los ausentes y brindar por los presentes.
Pero no es la Nochebuena lo que más me gusta, según se acerca el fin del año, en mi ser siempre nace una extraña sensación de melancolía, esa revisión de los acontecimientos pasados y los propósitos de enmienda y deseos para que todo salga mucho mejor.
La otra tarde, viendo como mis primos más pequeños no lo son ya tanto, como mis abuelos son cada vez más ancianos, y como el paso de los años hacen que seamos uno más en la familia, me hizo darme cuenta de que la vida pasa tan rápido que apenas nos damos cuenta de lo verdaderamente importante. Con la vorágine del día a día, de las ocupaciones, de las responsabilidades, unas impuestas, otras buscadas sin darnos cuenta, no somos capaces de disfrutar de los momentos que vivimos, no conseguimos saborear cada instante que curiosamente podría ser el último.
Yo me propongo vivir más detenidamente, porque creo que eso es lo realmente intenso, observar cada flor que me muestre el paisaje, vislumbrar cada gota de agua que se esconda en los recodos de las ventanas húmedas por el rocío de la mañana, me propongo disfrutar de las historias y las canciones que gracias a Dios aún puede contarme mi abuelo. Me propongo seguir estando orgullosa de la familia que tengo, del amor que me muestran en cada una de sus palabras, de sus miradas, de sus gestos. No dejar que pase el tiempo, no espaciar esas reuniones tantísimo en el tiempo, porque puede ser que la siguiente Nochebuena ya sea demasiado tarde.
Quiero seguir reencontrándome con mis amigas de verdad, no extender tanto en el tiempo las llamadas que uno debería hacer, demostrarle a la gente que me importa que de verdad me importan. Las personas que de verdad son importantes para uno mismo no deberían irse a dormir ni un día más sin saberlo.

En fin, que esa melancolía que me hizo rellenar páginas y páginas de mis diarios juveniles  lamentándome, este año, y por primera vez se ha convertido en alegría. ¿Para qué estar triste cuando tengo ante mis manos todas las armas para seguir siendo feliz? Supongo que es cuestión de hacer aún más inmensa esa sensación y disfrutar de ella junto a los demás.
¡Feliz Navidad a todos! ¡Disfrutad!

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Adiós

Te echaré de menos, siempre. Supongo que el tiempo lo cambia todo, que la luz puede cambiar la lluvia por el sol y que desde los albores de la humanidad el ser humano ha tenido que dar pasos, pasos hacia delante a medida que pasan los años. La vida no es fácil, no es sencilla dicen por ahí. Yo creo que consiste en eso, que a veces nos empeñamos en lo complicado sin darnos cuenta de que en lo sencillo, por ejemplo en un paseo, en mirar al sol rozando los poros de tu piel o en sonreir cuando ves a un bebé lindo está la felicidad. 
Digo adiós a lo complicado, con pena, con dolor porque siempre ha formado parte de mi vida, pero de mi vida para empañarla de suciedad y tristeza la mayoría de las veces. A partir de ahora, sólo quiero estar como estoy, al lado de la sonrisa, de la sensación de plenitud que tengo ahora mismo y que relleno cada día con un nuevo conocimiento, con cada nueva mirada, con cada nueva palabra y cada persona que me aporte las ganas de vivir.
Digo adiós a esa estupidez suprema que a veces me hace complicarme hasta el exceso, a esas excentricidades que alguna vez me han visitado. Creo que por fin soy adulta, y pasé la adolescencia tardía. Así que nada, hoy con el agobio propio de la semana de exámenes, evaluaciones y demás, escribo esta tontería.
Adiós, adiós para siempre, con el dolor de la persona que pierde algo, porque cuando te quitan un pedazo de tu alma es cuando recuerdas que era tuyo y ya no está. Aunque fuese algo que en el fondo te hiciese daño era tuyo. Adiós, adiós y hasta siempre. Y doy la bienvenida a todo ente que quiera formar parte de mi nueva etapa adulta y me vaya a aportar nuevas experiencias dulces y agradables. Las puertas están abiertas.
Ea, y ya para completar el día, y si os habéis podido tragar toda esta porquería, una poesía,  con rima  asonante y todo. Besos.


Evolución
Con la dulzura extrema del hielo atravesando mi piel,
con las hojas que amontonadas se esparcen a la salida de tu alma,
sin el agua oscurecida y el olor nauseabundo de la estupidez,
ahí estoy, ahí.
Junto al bosque espléndido de la inmensa grava demoledora,
frente al campo verde y luminoso entre llovizna,
entre las riquezas absolutas de la naturaleza,
sin el fin, allí.
Y sonrío a los pájaros que pasean, y retozo alegre entre las mareas
sueño, canto, quiero, amo
porque la vida llena el corazón de sabiduría y la mente,
la mente de hiriente alegría.
Puedes cogerme de la mano, unirte a los cielos puros
volar de la mano de la amargura plena de la vida,
o seguirme hacia el cielo indemne 
hasta olvidar la absurda melancolía.
Yo me quedo aquí, en este sitio cálido
no quiero moverme, ya por fin, he evolucionado.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

A tres metros bajo el suelo

Anoche fui a ver la película más mala que he visto en los últimos meses,  A tres metros sobre el cielo era una adaptación del libro que lleva el mismo título de Federico Moccia, pero en versión española. Entramos a verla porque yo insistí, la verdad, sé que alumnas mías se han leído este libro y tenía curiosidad por ver la adaptación.  No sé ni por dónde empezar.
La historia es simplista: chica guapa rica y buena se enamora del chico malo, chulo y peligroso. Chico convence a chica, chico se enamora de la chica y chica del chico. Rompen barreras para estar juntos y al final se separan.  Hasta aquí otra historia romántica de las de siempre. Tópicos por doquier: el padre medio tonto y comprensivo que se achanta ante el chico malo, la madre super estricta y malvada(sólo porque va al instituto a preocuparse de las faltas de asistencias de su hija), la profesora horrible (debido a que se preocupa por la chica que va con el niño malo) y pijos contra poligoneros. No tiene pérdida cómo en el baile de 18 años de Baby, la protagonista, ellos se acercan a cámara lenta mezclando imágenes rapidísimas de un accidente de moto mientras suena Forever Young de fondo. Un horror. El director ha intentado conseguir dar tensión a una escena simulando películas americanas, pero con un pésimo resultado.
Pero de verdad, lo que me preocupa, es la visión de la vida que se da a los jóvenes adolescentes de hoy día. La diversión está asociada a la bebida, a las juergas peligrosas con carreras clandestinas de motos, robos y vandalismo incluídos. Los adultos son malos, odiosos o fracasados. Un ejemplo, es el hermano de H, el chico malo, es un varón de unos treinta años, trabajador, rico y exitoso, pues bien, lo tildan de amargado. O como ocurre también con la madre o la profesora. Me preocupa que el trabajo y el esfuerzo sea algo negativo, y lo peor es que series y películas para adolescentes promueven estos valores. Y luego nos avergonzamos y nos escandalizamos por los resultados del informe Pisa. Por favor, creo que deberíamos cuestionarnos todos el tema de la educación, no es sólo tarea de los profesores y maestros, nosotros podemos intentar cambiar lo que existe, pero no podemos hacer milagros y mucho menos cuando todo el entorno de los jóvenes está rodeado de valores y puntos de vista opuestos a la realidad. Familias, políticos, amigos, todos deberíamos enseñar a los niños y jóvenes a ser críticos con su entorno. Sigo pensando que la educación es cosa de todos.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Tropezones

Supongo que hay gente que es más torpona que el resto de la humanidad, sí, personas a las que de vez en cuando le ocurren cosillas debido a esa mezcla entre el despiste y torpeza casual. Pues bien, yo me encuentro en ese grupo. Ahora mismo, tengo el pie fastidiado, con un pequeño esguince, vamos de poca importancia porque ni me han dado baja ni nada por es estilo, reposo de natación esta semana y una pomada. Pues me lo hice de la forma más tonta, como siempre. Estaba el finde cenando pizza, y tenía muchísima sed, se me acabó la cocacola que me estaba bebiendo y no podía soportarlo, morir de sed debe ser horrible. Así que tuve que ir, con la que estaba cayendo en ese momento, a mi coche a por botellas de agua. ¿Qué qué hacían en el coche? Esa es otra historia...


Hace dos semanas, fui al pueblo y como siempre, mi mami que es muy buena me llena de cosas de la tienda el coche: comida en tapers, embutidos, yogures, agua mineral etc. Pues bien, esta vez también traía un bolsaco de ropa que me había llevado para lavarla y secarla allí en la secadora. ¡Es horrible Sevilla en invierno para que la ropa deje de estar húmedas!, ¡se necesitan días!. Pues bien, llegué a Sevilla, aparqué el coche en el callejón sin salida que hay, si bien podía haberlo puesto en doble fila cerca, no lo hice, porque el tema de los aparcamientos en relación con el universo tiene un límite, si hay aparcamiento hay que meterlo dentro, no dejar que venga otro que también lo haya visualizado en nuestras propias narices.
La cuestión es que allí iba Ester, con la maleta (no entiendo para qué llevo una maleta para dos días, cuando lo que llevo puesto todo el rato es el chándal) en una mano, el bolso colgando, otras dos bolsas en la otra mano caminando a toda pastilla y creando un malabarismo para que no se le cayese nada al suelo.( LLego al portal, suelto las cosas en el suelo, busco la llave con mi llavero del Betis, aparecen las llaves del coche, las del instituto, las de la casa del pueblo, las del candado de la bicicleta...¿dónde narices está el llavero del Betis y el otro que tiene mi nombre con h, ojalá alguien me regalara algún día uno que ponga mi nombre bien, sin h, con en la Biblia, ESTEEEERRR. Aquí están, menos mal). Abre la puerta, deja el resto fuera (gracias a Dios que no tengo que subir escaleras). Coge la maleta y una bolsa, la mete para adentro. Sale tira de las otras dos bolsas y las arroja en la entrada, le duele el brazo, se lo toca con un gesto de amargura. (Mejor dejo el bolso aquí para no cargar con nada más.) Vuelve al coche y allí estaba el bolsaco del Mediamarkt en el que venía la impresora, llena de ropa doblada.( Ains, no puedo, ofú, que cansada). Se para cada tres pasos. No debería de haber cargado con la otra bolsa también. Los hombres que pasan la miran con pena, (sí, sí, mucho mirarme y pensar que póbrecita pero ninguno me echa una mano, ¿dónde ha quedado la caballerosidad?¡Tanta igualdad de los cojones!. Ofú, por Alá, ¿aún me queda el agua y la neverita?) Fue corriendo al coche, cogió la nevera y dejó allí las 6 botellas de agua. (Otro día vendré, me niego a cargar más peso)

Y pasaron los días hasta este momento de la caída.  Me puse el chubasquero y abrí la puerta del piso, salí lloviendo, con el paraguas, andando a saltitos, haciendo el tontito como me pasa de vez en cuando, y en uno de los saltitos, el tobillo me crujió, pero muy mucho. ¡Qué dolor!.  Recogí el agua y hasta hoy  que sigo con el pie regular.

En fin, que me voy por los cerros de Úbeda, que hay gente así como yo, torpe por naturaleza en cosas cotidianas como caminar. Quienes me conocen desde hace tiempo, saben que eso es cierto, que hay muchas caídas memorables mías. Si me remonto muy atrás en el tiempo, puedo recordar como con unos doce años, me caí en plenos lagos de Covadonga de la más estúpida forma, ante los ojos de toda la gente que me acompañaba y tuve que estar mojada el resto del día. También me viene a la mente con unos quince años, como me caí corriendo de un caballo, o  como, en numerosas ocasiones, simplemente iba andando, se me aflojaba la rodilla y me iba de boca al suelo. 
A lo mejor tengo algún defecto en los pies, cualquiera sabe. En la facultad caí rodando por las escaleras y este verano, en mi viaje a Galicia, no había hecho más que salir del coche cuando di con la cabeza en el suelo literalmente, la mano, la rodilla y la cámara de fotos salieron bastante mal paradas. En mi defensa, quiero decir que como los traspiés son tan frecuentes, uno se hace una burbuja de supervivencia, y logra mantener el equilibrio con facilidad y las veces que uno va directo al suelo ya son escasísimas. Y sé también, que esto acaba uno aplicándolo a su forma de ver la vida. Ui que me caigo, que me caigo, pero logro enderezarme antes de llegar al suelo.
Bueno, un beso a todos/as y buen puente.
                              Por aquí me caí, antes de llegar a la catedral de Tui. Agosto 2010

domingo, 14 de noviembre de 2010

Nombres

La entrada de hoy va sobre nombres. Cómo el llamarnos de un modo u otro marca la forman en la que otras personas pueden vernos.La idea me vino la semana pasada, viniendo del Instituto hay un parquecito por el que me encanta pasar, siempre hay gente tomando el sol, paseando a sus perros o chavales que se han saltado las clases disfrutando del tiempo libre.

Iba atravesando el parque y vi a un señor mayor que paseaba un perrito pequeño, negro y algo  rarito la verdad. El señor, que rondaría los 80 años más o menos, jugaba con su perro entusiasmado. Cuando me iba acercando, vi que el can se alejaba de su dueño, y este lo llamaba, bueno en este caso la llamaba, cuando escuché el nombre supe que era una perrita. "Yoliiiii, vuelve aquí Yoliiiii". Una sonrisa se esbozó en mi rostro, la ha llamado Yoli y comencé a pensar en ello. Instantáneamente, vinieron a mi cabeza las tres Yolis que yo conocía y miré a la perrita viendo sin querer rasgos de ellas en el chucho. Da la casualidad, que no conozco a mucha gente con ese nombre, pero coinciden en ciertas características básicas. Características que ya he asociado a ese nombre, por eso me hizo tanta gracia escucharlo de boca de este señor para llamar a su amiga fiel.

Rápidamente otro pensamiento vino a mi mente, mi abuelo Manuel, tenía una huerta en la que plantaba tomates, pimientos, cebollas y muchas más verduras, pero en la que además, tenía siempre gallinas. Me encantaban los huevos de esas gallinas. Me gustaban cuando íbamos y siempre nos tenía preparada una docena de huevos de sus gallinas, para tu huevo frito me decía. 
Una vez, me regalaron una patita que no podíamos llevarnos de viaje, por aquella época creo que vivíamos en Asturias,  por lo que mi abuelo me dijo que la dejase en la huerta. Cada vez que volvía al pueblo, iba a visitar a mi patita, y mi abuelo me tenía guardado los huevos de mi pata, que seguro que tenía algún nombre, pero soy incapaz de recordarlo. Eran huevos más grandes que los de las gallinas y en muchas ocasiones tenían dos yemas. Eso era otra cosa que siempre guardaba para mí, los huevos con dos yemas. ¡Qué emoción más grande sentía al comerlos!.

El caso es que mi abuelo, que siempre era tan peculiar, llamaba a las gallinas con nombres de mujeres, pero no nombres cualquiera, nombres de personas muy conocidas. Recuerdo como llamaba a una de esas gallinas, Cristina, la vecina de mi abuela se llamaba así. Yo sé que lo hacía para reírse un poco y mosquear a mi abuela. Felisa, trae a Cristina que se ha quedado enredada en la alambrada, a ver si se va a escapar. Manuel, que no llames así a la gallina, que se va a enterar un día de estos que llamas a la gallina por su nombre. Pero mi abuelo seguía llamándola así, y si moría, la nueva gallina se llamaba Cristina. Supongo que vería características de la pobre Cristina en la gallina, cualquiera sabe.

El caso es que asociamos los nombres a la gente que conocemos. Si me dicen, pongamos el nombre de Manuel, me gusta mucho porque se llaman así mi hermano, mi abuelo, mi primo y un amigo. Y ninguno de ellos tiene características negativas, así que asocio el nombre a algo positivo. 
En cambio, hay otros nombres como, pongamos el ejemplo de... (mejor no ponemos ningún ejemplo de esto, no vaya a haber gente que se sienta ofendida, y fijo que todos tenéis en la cabeza nombres que reúnen este requisito), ya no os gustará tanto de entrada, y si conocéis a alguien con ese nombre le asociais instantáneamente características negativas. Mira, se me ocurre un ejemplo que no ofenderá a nadie, ¿le pondríais a vuestro hijo el nombre de Judas o de Caín? Seguro que no. En cambio, conozco a varios Abel o Jesús. En fin, que esta es la chorrada de hoy, se me ha ocurrido y me apetecía escribir. Así que, el día que tenga un hijo o hija...será complicado elegir ese nombre. Eso sí,  si es una niña, no se llamará ni Cristina, ni como ninguna de las otras gallinas de mi abuelo.
               Puede que la gallina Cristina no fuese así, pero el huevo seguro que es el de 2 yemas de mi pata.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Notitas

Hoy he pillado a dos niños pasándose una notita. Bueno, la cosa no ha sido exactamente así. Vi como volaba una bolita, yo odio las bolas, aviones y todos los demás objetos creados con papel que en algún momento pueden verse en una clase de secundaria. Siempre lo digo, nada de papel volando por  el aula y nada de silbidos. Es algo que no soporto.

Pues bien, al ver la bolita de papel volando, me indigné, he dicho que de quién es esa bolita, quién la ha tirado, o lo decís o castigados en el recreo. Profesora, que yo lo he tirado, pero que no era una bolita. ¿Qué no era una bolita? ¿Entonces qué era hijo mío?. Una notita.
Cuán dulce es la inocencia de un niño de once años, que acababa de inculparse dejando las cosas aún peor de lo que estaban. Supongo que pensaría que el delito de pasarse papelitos era menos grave que el de tirar bolas. Que de hecho creo que lo es, pero acababa de cavar su propia tumba.

Entonces la situación es que tenemos una bolita, que no es bolita, que tú has escrito porque es una notita. Castigado en el recreo. A ver, pásame esa notita. En mi clase todo tipo de papel que encuentre en forma de notita queda requisado, y pasa a ser de mi propiedad, lo cual significa que puedo leerlo en VOZ ALTA cuando me venga en gana. Es más, si os pillo lo leo. Y además copiáis las faltas de ortografía. ¿Por qué escribís las notitas como los mensajes del tuenti o del messenger? (En ese momento pensé que yo también suelo acortar y omitir letras cuando chateo, estaba criticando algo que yo también hago, pero bueno ellos no lo saben, yo soy la que mando jejeje (mentalmente risa malvada). )

"Va a sali sta tard?", "Si, pero no se a q hora", un momento, quién es la persona con la que hablabas, a ver Martita, esta letra es tuya ¿no?. Sí profesora, lo siento. Ea, otra más castigada. "Crees q le gusto a Luisa", "no, pero a Elena sí. Quien te gusta a ti". Bueno, creo que nos vamos a quedar sin saber quién le gusta a Marta, qué pena oye, que estaba yo ya intrigada. Ni una nota más ¡¡eh!!!. Y seguí con la clase.

Es muy curioso, pero entiendo que se pasen notas, a veces uno se aburre en clase y las relaciones sociales en el instituto son complicadas y el recreo no da para solucionar todos esos asuntos amorosos de la edad. A mí me encantaba pasarme notas, no sólo en el instituto, mi amiga Jara el otro día me recordó en un comentario a una entrada que nos pasábamos notas en clase. Es verdad, notas y escritos que hacíamos, era más importante que la clase de dibujo por ejemplo, para la que yo era pésima por cierto. (Últimamente me ha dado por la pintura al óleo para desarrollar ese lado mío creativo que permanecía oculto en alguna parte, y he de reconocer que me relaja mucho, aunque lo que pinte sea una caca).

 Me acabo de acordar cómo en la carrera también me pasaba notas con los compañeros. Reseñable es aquella anécdota en una clase de Derecho de la información, andábamos con una Constitución explorando los artículos de la misma. La profesora explicando, y mi compi Jose y yo opinando sobre el rollazo que nos estaba contando la profesora y haciendo comentarios sobre su vestido... En qué mal momento, se ve que ella había perdido su Constitución y nos cogió prestada un momento la nuestra. Un sudor frío, un agobio, Dios Jose que no pase la página, como pase la página nos echa, nos echa y tenemos esto suspenso de por vida. ¡Qué mal rato pasamos! Pero por suerte no pasó la página y se quedó en aquel artículo sobre la libertad de expresión. Aún así, seguimos pasándonos notitas.

En fin, que creo que todos los alumnos deberían tener un cuaderno de notitas. Aunque claro ,así ya no serían notitas, ni papelitos que vuelan porque se convertirían en excelentes diarios de conversaciones dignos de leer y que bien podían ser analizados en clase de literatura. ¡Cuántas perlitas se perderán entre esas notas perdidas en la papelera! El caso es que no pienso poner un parte por eso, se quedará la cosa en volver a escribir la nota correctamente y copiar mil veces las faltas de ortografía, al menos las notas estarán escritas según las reglas gramaticales y de ortografía del español.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Todos los Santos

Estos días me cansan un poco. Sí, me refiero a la tradición de Halloween, a cómo ha inundado en nada de años nuestra sociedad. Me fastidia un poco porque nosotros también tenemos nuestra propia forma de celebrar esa tradición pagana, esa misma tradición que tiene como base que en esa noche del 31 de Octubre las fronteras entre la vida y la muerte se diluyen. 

El otro día, mis alumnos estaban muy pesaditos con Halloween así que lo que hice con ellos fue leer el Monte de las ánimas de Bécquer. En esa hermosa leyenda Bécquer nos cuenta cómo durante la noche de todos los santos las ancianas leían cuentos y cómo los muertos resucitaban para volver durante unas horas a la vida de un modo mágico. No tiene desperdicio.

Yo lo que suelo hacer ese día es ir a visitar el cementerio de Zufre, que es donde está enterrado mi abuelo. No me gustan los cementerios, supongo que a nadie le gustan, pero me siento como obligada a dar un paseo por allí una vez al año.  Es un entorno mágico, verde, con una tenue capa de otra dimensión que me hace sumirme en una clara nostalgia necesaria. No sólo para recordar a mi abuelo, sino también para rememorar todas sus historias. 

Además, en ese cementerio tengo otra visita obligada, es una tumba colectiva, en la que sé que está enterrado mi bisabuelo con otras cuatro personas. Fueron fusilados en la guerra civil, y me indigno al ver cómo alguien ha colocado una plaquita en la que pone "Aquí yacen los restos de personas fallecidas en los trágicos acontecimientos de 1936". ¿Fallecidas? Querrán decir fusilados, asesinados. ¿Trágicos acontecimientos? Por dios, un trágico acontecimiento puede ser un seísmo, un accidente de avión o una inundación. Pero aquello no fue un acontecimiento, fue una masacre también en la sierra. 

Aquellas personas están allí enterradas, sin que estén sus nombres puestos al lado, cuando en un pueblo tan pequeño todo el mundo sabe quiénes son. En fin, que me enfado cada año que voy. Ya intenté mover el asunto con el tema de la Memoria Histórica, porque sé que uno de los deseos de mi abuelo era sacar a su padre de allí y poder poner su nombre en una lápida. Simplemente el señorito le tenía manía y aprovechó la mínima para acusarlo de rojo, cuando lo único que era, era un pobre jornalero con una mujer y tres hijos.  Pero las personas mayores son como son, y mi abuela no me daba toda la información necesaria y cada vez queda menos gente de aquella época. Así que lo dejé pasar.

Mi abuelo me contaba muchas historias de este tipo, sufrió una infancia y una posguerra muy duras y me enseñó que en la vida hay que trabajar para conseguir lo que uno desea. Me hizo tener unas ideas políticas, una forma de ver la vida y de él aprendí una integridad y moral inigualables. Me alegro de que exista el día de todos los santos, y que aproveche ese día para recordar a mi abuelo y a mi bisabuelo. Me sirven para dar gracias de lo que soy, para ver que no siempre las cosas han sido tan sencillas como ahora, que la libertad no ha estado aquí siempre y que mis orígenes son los que son, el campo, el trabajo y el esfuerzo. No quiero perder nunca eso de vista. Por eso no me gustan Halloween, vestirme de zoombi, de muerto y pedir caramelos. No es parte de mis raíces. Al menos para los niños es una fecha más alegre.

                                  31 de Octubre 2010. Vistas al pantano desde el paseo de Zufre.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Ruido

(Apróximadamente l1.40 de la mañana)
No puedo más. Mis oidos empiezan a reventar. Si tengo que estar una semana más así, creo que me doy de baja unos días (la verdad es que nunca me he dado de baja, hablar por hablar). Estoy cansada de llevarme todo el día vigilando exámenes. Una semana experimental, como en Finlandia, han dicho los entendidos. Unos.... 40 minutos como mucho de silencio, el resto de la hora y 20: "niños silencio, como vuelva a decir que os calleis  os quedáis sin recreo(ellos no saben que lo que menos deseo en ese momento es pasar también el recreo a su lado, hoy ni de coña),  silencio, he dicho que ya, shhhhhhhhhhhhhiiiiiiiiiiiiii, he dicho que no se habla más(esto acompañado de golpes fuertes con el borrador en la pizarra), es que no tenéis respeto por nada ni por nadie!!!(obviamente algunos no).

Dos horas seguidas de examen, con un curso al que no conozco a la mitad, con dos niños con necesidades educativas que se han pasado las dos horas pegándose y gritando en voz alta mientras sus compañeros hacían el examen, es una puñetera locura. Y es sobre todo ese ruido, ese rumor de 30 niños que hablan al mismo tiempo y poco a poco suben el tono. Y yo necesito silencio, quiero ir al parque, o algún sitio en el que lo único que escuche sea el sonido del viento. Si estos niños supiesen lo que molesta ese ruido...Y lo que yo me pregunto es si ellos no se sienten como yo, si no son capaces de percibir ese clamor intenso y cómo no requieren del silencio de vez en cuando. Supongo que será la edad.
Pero esta semana tengo los nervios a flor de piel, me ha vuelto a doler el cuello (por cierto, el otro día viendo esa patética serie que ha hecho telecinco sobre la princesa Leticia y el príncipe, en uno de sus primeros encuentros, ella le decía que se levantaba a las seis de la mañana para ir a nadar por recomendación del médico, ya que se le acumulaba la tensión en el cuello, tengo ya dos cosas en común con la princesa, las dos vamos a nadar y las dos hemos abandonado el periodismo.¿Podría haber sido yo princesa?) y hoy encima, también me duele la cabeza.

Muchos estaréis pensando que soy una quejica, pues sí. ¡Hoy tengo ganas de quejarme qué le vamos a hacer! Estoy enfadada y tengo que descargarlo por alguna parte.

Yo entiendo que cuando se hace un programa experimental, puede salir bien o salir mal. Una semana en la que sólamente haya exámenes organizados de esta forma: hora de estudio, dos horas de examen, recreo, hora de estudio y dos horas de otro examen., es una buena idea si se lleva bien a la práctica.  El problema es que cada profesor debería estar con su curso a la hora de hacer el examen, y además los cursos más pequeños no pueden estar concentrados dos horas, es imposible. Por otro lado, en ese sistema tan avanzado de Finlandia, no tiene 30 alumnos por clase, o 37 como tengo en uno de los bachilleratos. Tienen 10. A diez o quince alumnos se controlan muy fácilmente, no a los que nosotros tenemos en la enseñanza hoy día. Es que aunque sean buenos, dos horas haciendo un examen es mucho tiempo. Y claro está, aquí ha fallado también que otros profes no han puesto los exámenes largos y lo que me ha pasado en las dos últimas horas que a la hora ya no tenían nada que hacer. ¡Alumnos que ni siquiera eran míos!. Así que los he tenido entretenidos copiando una carta que les he dictado dirigida a  mi hipotético amante en la que le contaba mi día y le proponía amor eterno. Se han entretenido, me he entretenido. Y el tiempo pasó rápido.

Pero eso no ha evitado que haya salido de allí con una tensión horrorosa, haya comido como el rayo y para el italiano. Eso sí, estaba un poco zombi y tendré que estudiarme los plurales por mi cuenta. Aunque he aprendido a pedir la comida en un restaurante italiano jejeje Muy útil. Cuando salí, me fui a nadar y... a tomar... la tensión. Ahora, eso sí, sigo corrigiendo porque los 140 exámenes tienen que estar  corregidos y con la nota puesta en Séneca para el martes. Divertido puente el que me espera. Buona notte!!!!!Buona sera!!Buon giorno!
 
   Patio del Museo de Bellas Artes de Sevilla. Aquí hay silencio. Junio 2010

domingo, 24 de octubre de 2010

Tonterías mientras vigilo un examen

A veces, uno mismo intenta comprender porqué ocurren ciertos hechos inexplicables en su vida. Cuando leí hará ya miles de años aquel libro de las Nueves Revelaciones, me impactó la teoría de que las señales aparecen en tu vida por algún motivo. Y con señales me refiero a eso que llamamos casualidades. Las casualidades no existen, nos dijo a mi amiga Jara y a mí aquel orientador del instituto , Antonio, que además nos impartía psocología y tanto quedó en nuestro recuerdo.
Es curioso como hay personas, en este caso un profesor (el típico hombre superatractivo, que iba con las camisetas ajustadas y la chupa de cuero) que marca tu vida en un cierto sentido. Él nos acercó a esa filosofía de la vida en la que tratando  los sueños, el insconsciente y lo relativo a tu conocimiento personal, te crea una especie de filosofía de vida.
Según aquello, esto a lo que llamamos casualidad no son más que señales del destino que te indican por dónde puedes seguir, pero ese destino no es fijo, puedes cambiarlo según tu elección. Eso sí, de la capacidad que uno tenga de ver de forma acertada las señales va a depender tu propia vida. Y es aquí donde entró en juego ese Alquimista  de Paulo Cohelo, las señales seguían apostando luces a mi creciente teoría personal de la felicidad. 
Si aquel chico era capaz de encontrar su destino en África, ¿no voy a ser capaz yo de verlo aquí en España?, me decía  a veces. Otra lectura que realicé, esta hace nada, el invierno pasado mientras pasaba por una época personal con altos y bajos fue el Secreto (algunos pensarán ahora mismo que menuda profesora de lengua  literatura que estoy hecha, pero hay que leer de todos señores, y a veces dejo entrada a ciertas lecturas para descansar del álgido placer que pueden producir Lorca, Machado, Unamuno o Borges).
Volviendo a esa lectura de autocompasión personal, autoconocimiento o como queramos llamarla, lo del secreto es cierto queridos lectores (ui, es que me hacía ilusión poner que tengo lectores, aunque sean imaginarios), uno es más feliz y más dichoso y la vida va mejor si lo desea con fuerza. Sólo hay que visualizarlo. A mí me funciona, con un ejemplo tan simple como el aparcamiento del coche por ejemplo. Yo sé que voy a encontrar aparcamiento, siempre. Vaya donde vaya. Y quien viene conmigo lo sabe. En el centro de Sevilla, ahí voy yo y allí está el sitio para mí. Sólo es cuestión de visualizarlo y creerlo.
Cuál fue mi sorpresa, cuando hace unas semanas viendo El hormiguero, escuché como la hija de Eduard Punset, Elsa Punset, comentaba cómo el cerebro humano procesaba la felicidad según la calidad de los pensamientos. Es decir, fuera los pensamientos negativos. Amargarse, estar triste, no sirve para nada, bueno sí, para estar aún peor y ser mucho más pesimista si cabe. De este modo, la "ciencia"(sé que esto es hablar muy a la ligera, lo sé) también apoya mi teoría.
En fin, me voy de un tema a otro y lo que quería decir es que hay cosas que suceden para algo y por algo. El único problema es que ahora hay que saber identificarlo. Y ahí llega el caos. Llegados a este punto, quizás debiera interpretarlo como un aviso negativo, un no, pero como he aprendido a pensar siempre en positivo, esa señal era muy clara, y lo tomo como un Sí.  De perdidos al río.

                           Palmeral de Marrakesh, África. Agosto 2010. Por si estaba allí mi destino, me di un paseito este verano.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Lisa

Lo que peor llevo de estar fuera de casa de mis padres este año, es no poder estar con mi perrita Lisa. Todo comenzó hace dos años, estaba destinada en Alosno, ese pueblecito cuna del fandango y perdido en el Andévalo, una de las zonas más pobres de Huelva entre la sierra y la costa. Eso sí, muy acogedor y con gente maravillosa. Vivía de alquiler con una compañera, y teníamos una gran terraza con vistas al campañario de la iglesia, tan cerca que en la época de fiestas de San Juan Bautista caían las varillas de los cohetes mientras veías los fuegos artificiales. Marijo se iba muchas tardes a Huelva porque tenía inglés en la EOI así que yo pasaba bastante tiempo sola. Comencé a sentir la necesidad de tener un animal de compañía, barajé la posibilidad de un gatito que son menos dependientes pero no me convencía. Yo quería un perro. Sólo tuve un perrito una vez, cuando era pequeña, mi Ulises, era listo, cariñoso, fiel y durante mi adolescencia era parte de mi vida. Desgradiadamente, murió y a partir de entonces mi madre se negó a tener ningún animalito más. A excepción de unos hamsters, y más adelante dos  inseparables: Alf que acabó escapándose y Larri que continúa con nosotros.

Total, que con el antojo del perrito, comenté un día en clase que quería uno, ya que en los pueblos la gente los regala para no asesinarlos pensé que algún alma caritativa me daría uno. Y así fue, Fulanito que así se llamaba el angelical niño, me prometió un Yorkshire que acababa de nacer, me lo daría cuando tuviese dos meses. ¡Tremendo júbilo sentí en aquel instante!. Como la lechera, ya me veía con mi perrito, saliendo a pasearlo por la calle y teniendo hermosos juegos de entretenimiento. Como bien dice ese rico refranero español...compré el  collar antes que el perro. Y fue literal, pero no solo el collar, sino también la cestita, la correita, la mantita, el champú de perro, el transportín para el coche y hasta una bolsa de comida especial para Yorkshire.  Todo completo esperando la llegada del gran día, igual que una madre primeriza.
Poco a poco pasaron los meses, y con la llegada de la primavera se acercaba el momento de recibir a Toby. Toby, porque igual que ocurre en la película de Up, en la que el niño pone rápidamente nombre a su nuevo amigo el avestruz, Kevin, yo con esa misma actitud infantil pensaba en todos los nombres que podría ponerle a mi futuro compañero: Lara, Zara, Toby, Nore bla bla bla.Creo que en aquel momento debí de ser algo pesada, mi novio me decía que sólo hablaba de lo mismo, DEL PERRO.

Llegó el momento, y quedé con el niño que a la salida de clase me acercaría el perrito. Me llevé el coche al instituto, el transportín... pero cuando llegué a aquel curso de 1ºESo Fulanito no había venido.
"Maestra, pa mi que Fulanito se ha inventao lo del perro y no ha venido hoy porque ya no sabe como decir que es mentira!", me dijo un niño mucho más avispado que yo con tan solo 12 años. 
"Anda ya, no va a ser tan cabrón", pensé yo. Pero efectivamente, Fulanito no vino ese día y al siguiente, nada más entrar como si fuese lo más corriente del mundo me dijo: "ah, maestra, que el perro se ha muerto, mi tia lo ha pisao esta noche cuando se ha levantao a bebé agua y eso, que sa muerto".
No puedo ahora ni describir mi sensación de estupidez suprema en ese momento, toda mi montaña que había ido creciendo a base de un pensamiento irreal. Ni perrito, ni nada de nada. Torta contra la realidad. A partir de aquel momento, decían las malas lenguas que a Fulanito no le dejaba pasar ni una. Y no lo recuerdo bien, pero ese niño aprendió que no hay que jugar con los sentimientos de los demás ni mentir muy jovencito.

El caso es, que mi padre, en un acto de pena y compasión ante la mema de su hija, le dijo a una vecina que me diese un perrito. Y así viene Lisa a mi vida, por casualidad y sin creer que ella iba a ser mía. NO es un Yorkshire, pero es el animal más cariñoso y más inteligente que he tenido. La quiero un montón, e incluso en los días más tristes con solo tirarle la pelota y jugar corriendo por la casa con ella me alegra la vida. Me produce felicidad, me hace ver el lado más bonito de la vida.

Me encanta cuando salta a mis piernas, lo inteligente que es. Tengo que confesar que muchos fines de semana voy a casa de mis padres sólamente por verla a ella. La fiesta que me hace cuando me recibe vale más que todo el oro del mundo, y esas noches que da con su patita en la puerta para que le abra y se duerme en el cojín que le pongo en el suelo, pero siendo lo suficientemente inteligente para salir disparada por la mañana para que nadie vea que ha dormido allí.
Así que Fulanito, gracias por no darme al Yorkshire imaginario Toby, gracias a ello he podido tener a Lisa. Y me alegro de disfrutar de cosas tan simples, son las que realmente dan la felicidad.
                                              Lisa, Junio 2010.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Colas

La administración, la burocracia definitivamente no funciona bien. Como bien anunciaba siglos atrás en su famoso Vuelva usted mañana, Mariano José de Larra, los burócratas no saben realizar su trabajo con eficacia, me refiero a los burócratas de ventanilla.
Un ejemplo de esa ineficacia es la tarde maravillosa que pasé sola en la EOI de Sevilla, en las horas más agradables del fresquito sevillano que corre por la capital a principios de Septiembre.

Nada más llegar me dan el número E64, ah bueno, son sólo 60 personas delante, no puede ser demasiado tiempo, tampoco está tan mal...pero no señores, no va el E20 como pensaba, el número era el D20. Pero me dije que no sería para tanto.
De modo que me situé en la cola, me puse a charlar con una señora muy amable que me cuenta cómo ha ardido Troya en la EOI durante la mañana, al parecer la cola era monumental, habían cerrado la puerta del IES a las 12 al ver que había formada una gran cola  lo cual provocó el cólera de algunos de los asistentes por lo que pedían libros de reclamaciones y no entendían como el plazo para la matrícula de los que se habían examinado en septiembre era solo de dos días.

Después de charlar un rato con la señora, contarle como gracias a la ineficacia de la secretaría de la EOi tuve un punto menos en el concurso de traslados porque se negaban a darme una copia, no obstante fue providencial para estar este año en un instituto de Sevilla capital y no en Cádiz o la sierra de Almería. Ella también era profe, de inglés, y acabamos hablando del nuevo ROC, que deja el reparto de grupos a la discrección del directos o a un acuerdo del departamento. Nos reímos de lo del acuerdo.

Pero de pronto, las señora me abandonó en la cola y me fui a sentarme en las escaleras, era tontería estar de pie. Ofú, todavía va el D50. Allí sentada,me puse a mirar los sms del móvil y una chica colombiana me preguntó que a qué idioma me apuntaba y acabamos hablando de los planes de estudio en la Universidad de Colombia. En ese momento, después de dos horas de cola me pregunté que para qué quería matricularme en 1º de Italiano, pero ya había pagado y llevaba dos horas de cola, así que a lo hecho pecho. Otra nueva amiga que me abandona, cada vez estaba más cerca de la puerta y ahora vamos ya por los números E. 

Ya queda menos. Las seis y media. En el banco entablo conversación con otra chica que se acababa de matricular en 1º de italiano, mira una amiga para las clases. Seguía pasando el tiempo. Siete menos cuarto, E40. Me llaman por teléfono y me entretengo hasta que ya casi que me toca entregar los papeles. E64. 

Pase. Entrego los papeles, elijo el grupo: un minuto y medio. Tres horas y media para un minuto y medio. ¿Cómo puede ser posible? No tiene sentido. Colas de tres horas y media. ¡Y solo para entregar  tres papeles! Esto se hace por internet señores, en la sociedad en la que vivimos no puede ser que una persona pierda cuatro horas de su vida para matricularse en un idioma. Si son tan torpes de aglutinarlo todo en dos días, al menos que pongan a más personal, y sino que se haga por Internet, o que den números en los que te ponga la hora. En fin, que esa tarde podía hacer muchas cosas. No obstante, mañana comienzo las clases de italiano. Mi chiamo Ester. Io sonno Ester. A ver si mereció la pena aquella tarde de calor y absurda.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Cucarachas

Inicio esta entrada a las 3:24 de la madrugada, sí, de esta madrugada del 13 de Septiembre de 2010. Hoy no tengo insomnio, hoy estoy muerta de sueño y lo que más deseo es poder dormirme tranquila. ¿Qué hago entonces escribiendo una entrada de mi naciente blog a estas horas intempestivas? La culpa es de las cucarachas. Sí, de esos malditos bichitos asquerosos, que tienen esa habilidad para subirse por las paredes, para correr con la rapidez del rayo y para multiplicarse antes de que se me terminase el bote de cucal. 

Todo ha comenzado cuando he ido al cuarto de baño y he visto a una, con una gran ligereza he buscado el insecticida que acaba con sus vidas y las deja panza arriba moviendo con un mágico aleteo sus patitas delgadas, he rociado su cuerpo y el resto de recodos del servicio, cerré la puerta con un gran golpe y me fui al salón. Seguí viendo esa película que me descargué ayer por casualidad: Revolutionary Road. A medida que me introducía en esta pecaminosa historia de crudeza y realidad ante los sueños fracasados logré olvidarme de las cucarachas.
Pero desgraciadamente, la botella de agua que acababa de beberme estaba causando estragos en mi vejiga por lo que tuve que ir al servicio...horrible, horrible, horrible: al menos diez cucarachas empezaron a corretear, no podía acudir a todas, alguna se fue hacia mi habitación, otras a la salita, y el resto logré cercarlas en el cuarto de baño. 
 
El sudor me recorría todo el cuerpo, una mezcla de escalofríos, impotencia, desasosiego...como pude, pude hacer un pis y volví al  salón. Decidí irme a la habitación y terminar de ver allí la película. Ahora mismo, hay al menos siete cadáveres de estos horribles animales en mi cuarto, cada poco tiempo sonaba un ruidito por el suelo que me hacía estremecerme, sacaba fuerzas de donde no las había y con la chancla las estripaba. Acabó la película, intenté dormirme, pero no podía, no dejan de aparecer...¡habré abierto la caja de Pandora!. 

Después de acabar de leerme El viaje al amor de Punset y comenzar Los objetos nos llaman de Millás intenté autoconvencerme de que ya no iba a salir ninguna más. Intenté cerrar los ojos, pero cual ha sido mi horror al comprobar que una estaba por la pared al lado de la mesilla de noche. No puedo. Así no puedo dormir. De tal modo que aquí estoy, en el salón escribiendo este post para ver si pasa el tiempo, si las cucarachas se duermen y me dejan a mí dormir. Son casi las cuatro de la mañana y a las ocho tengo que estar en planta para ir al instituto. Voy a tener cara de zombi. Menos mal que los alumnos no llegan hasta el miércoles. Si paso una noche más así me voy a morir.

Estos seres son como algunas personas, se meten por los huecos que ven libres de tu alma para rascar en lo más miserable, en la basura de tu ser, para beneficiarse y hacer sentir pánico, asco y miseria de uno mismo. Son personas que se dedican a eso, sin saberlo o con conocimiento de causa, supongo que es apelando al autoengaño, son capaces de persuadir con mundos imaginarios intentando rellenar esos sueños que uno tiene, pero lo que de verdad hacen es tejer una gran tela de araña que te hace ver otro mundo distinto. 

Si he aprendido algo, es que los sueños los fabrica uno mismo, lo que se consigue es a base de esfuerzo y nadie va a regalarte nada si no es obteniendo algo a cambio. Estas cucarachas no van a obtener nada a cambio, porque no tendrán lugar en el que esconderse ni tampoco comida ni basura que llevarse, a la boca, en mi alma, en mi corazón y en mi casa, lo que reinará será la limpieza, la pureza, la verdad. Así que cucarachas, al igual que logré hacer  con mi locura, os marchareis, os ireis mañana mismo de aquí. Voy a publicar esto, voy a apagar el ordenador y voy a dormir. Ningún bicho asqueroso, sea de la especie que sea me va a quitar el sueño ni la felicidad.

sábado, 11 de septiembre de 2010

Antiguo escrito

Hoy me he dedicado a ordenar y tirar todos los papeles que tenia almacenados, uno guarda hojas y hojas que cree que tienen algún tipo de importancia y se amontonan en el absurdo. Así que, esta mañana me he dedicado a mandarlo todo al otro mundo. (He tirado 3 bolsas de basura de papeles jejeje). El caso es que entre toda la basura he encontrado un folio en el que había algo escrito, me he puesto a leerlo y me ha llamado la atención. Si ha merecido ser rescatado, es porque aquel 11 de Junio del 2007, supuso el inicio de mi dedicación a la enseñanza. Sin saberlo, me estaba poniendo en manos de un nuevo futuro que llega hasta hoy en día. Transcribo lo encontrado que escribí antes de entrar a una entrevista de trabajo con el director del Colegio privado Julio César de Sevilla...
"Me he parado en un bar cualquiera. Cercano al colegio y perdido entre roces de la humanidad. Un cibercafé parece ser. Extranjeros de todas las edades a mi alrededor. Son las 6. La entrevista es a las 7. Así que no sé qué voy a hacer una hora entera del reloj por aquí sola. Supongo que me acercaré a y media por si me puede entrevistar antes porque una hora entera del reloj antes lo mismo no es bueno. ¿O sí? No lo sé. He aparcado en un hueco que he visto y ha sido gracioso, porque después de andar un buen rato me veo que he aparcado justo en frente de la calle que da al colegio. ¡Ay! ¡Qué desastre de niña! Además, llevo los zapatos de tacón en el bolso, pero como he aparcado tan cerquísima me los quitaré y los dejaré en el coche. Si tiempo no me falta. he pasado al lado del colegio y a decir verdad, me han dado un poco de miedo todos esos niños. Son como de otro mundo, y me miraban raro. ¿Habrán visto ya que no soy pija? O quizás, es que  el tiempo pasa muy rápido debe de hacer bastantes años que dejé de ser joven. O al menos tengo esa sensación amarga de nostalgia. 
A pesar de los pesares ya lo que me queda es trabajar, es ganar dinero, comprarme una casa, casarme o algo parecido y traer hijos al mundo. Abruma un poco toda la responsabilidad de la que es imposible desprenderse. Cuando era joven no tenía ninguna y sin duda no se sabía bien lo que acarreaba ser mayor. Me estoy asfixiando con tantísimo humo alrededor. ¿Por qué fuma la gente? Cuando eres adolescente igual lo haces porque supone un prohibición, ¿pero ahora? Machacarte los pulmones voluntariamente. Es totalmente estúpido. Bueno, al menos he pasado diez minutos entretenida. Creo que me voy a poner los tacones y me asfixiaré con la camisa. Porque vaya que es calurosa esta ciudad. No sé, pero tengo sensaciones positivas. A ver qué pasa. Estaría bien trabajar de profesora y coger tablas. Y la verdad, salir de mi pueblo, que ya se me hace muy pequeño. 
No me gusta estar sola. Sí, aquí en un bar. Es un poco triste. Aunque a veces es necesario estar a solas con tu propio pensamiento".

El caso es que me cogieron para el puesto y ese verano estuve dando clases que me sirvieron para tener algo de experiencia para octubre, momento en el que me llamaron de la bolsa de secundaria.
Conclusiones:
- Años atrás era aún más ñoña de lo que soy ahora.
-Mis buenas vibraciones siguen funcionando.
-Hay tantas cosas que se pueden hacer siendo mayor y que no implican casarse...ilusa de mí tres años atrás.

domingo, 5 de septiembre de 2010

No puedo dormir

Espero que este sea el comienzo de mi blog, el auténtico comienzo que me haga permanecer en contacto permanente con la escritura. Sí, aquello que tanto amaba y que tan brúscamente, y sin saber el porqué, alejé de mí.
Recuerdo que solía escribir mucho, que mis ratos libres eran dedicados a tan maravilloso fin. Pero el convertirme en adulta y el tener obligaciones me hicieron separarme de mi verdadera vocación, de mi verdadero yo.
Si me pongo a pensar, estudié periodismo por esa misma razón: escribir. Era el oficio que más relación tenía con la literatura. Y escribí tanto durante mis años de carrera... No obstante, la vida me llevó por otros derroteros, y como seguía amando la literatura me propuse ser profesora de lengua y literatura, las letras, siempre las letras...
Y estoy tan rodeada de letras en la vida real, que me fui alejando poco a poco de mi interior, de fabricar mis propios mundos utilizando las palabras. Ni tan siquiera he conseguido escribir sobre mi vida, sobre todo lo que me ha pasado.
De este modo, me dispongo a iniciar, a abrir este blog de una vez por todas. Me comprometo a escribir un post cada día, antes de irme a dormir si es necesario. Probablemente cada día tendré algo que contar, algo nuevo que ofrecer o recordar. Mañana por ejemplo, hablaré de mi incertidumbre sin saber todavía a qué instituto iré a trabajar el martes.
Como espero vencer a mi insomnio, a pesar de ser ya las cuatro de la mañana, me voy a dormir. Y me voy a dormir con una ilusión nueva: Escribir, siempre escribir.