martes, 30 de julio de 2013

Ayyy Manuel

La verdad que es complicado explicar con palabras lo que siento cada vez que te mueves, cada vez que me das una patadita o cada vez que me doy cuenta que no estoy sola. Estás conmigo desde hace casi siete meses, pero es ahora cuando te siento más intensamente.
Se pasaron las fatigas, el mal cuerpo, y la sensación extraña de saber que tienes un ser creciendo en tu interior, esa sensación que hace que no llegues a creeerlo con certeza, esa incertidumbre que se genera dentro de tu ser.
Pero ahora ya es distinto. De 29 semanas, mi tripa está grande, siento tus movimientos, que respondes a mi voz, al tacto de mi mano cuando rozo mi piel. Tú ya estás con nosotros, ya eres parte de mí, de mi ser, te quiero y aún no he visto tu cara. Y creo que me sientes, que me entiendes y que entiendes lo que te hablo, lo que te susurro y lo que te canto. Yo creo que conoces ya lo que va a ser parte de tu vida, los sonidos que rodean mi existencia que no tardará en ser la tuya.
Es increíble como estar embarazada hace que cambie todos tus esquemas de vida, de repente todo gira en torno a este niño que va a llegar, porque eres niño, un bebé, y tienes ya nombre, te llamas Manuel.  Yo jamás me había interesado por cosas de la maternidad, por lo que hace falta para el bebé, de hecho apenas he tenido contacto con niños pequeños, y en apenas unos meses, es como si hubiese hecho un máster intensivo. He leído revistas, libros, páginas web... una locura para que no le falte de nada, o al menos, no le falte lo necesario.  Y mejor ya no pienso en las miles de historias que me cuentan sobre el momento del parto. En eso mejor no pienso, como cada nuevo proyecto que he emprendido en mi vida,  lo haré con arrojo y coraje...no me queda otra. 
Sin duda, cariño mío, me haces sentirme tan feliz y tan dichosa de llevarte en mi interior, que ahora mismo no lo cambiaría por nada de este mundo. Creo que esta experiencia es una de las más maravillosas de mi vida, me cuesta trabajo expresar la felicidad que siento. A veces, esa felicidad se mezcla con angustia e incertidumbre a que vaya todo bien, pero supongo que no dejan de ser miedos de primeriza.
Llevo cantándote dos canciones que ya debes odiar desde que eras un garbancito: Sabor de amor, Pin pon es un muñeco y últimamente se ha unido al repertorio Susanita tiene un ratón. Creo sinceramente que debería plantearme aprenderme canciones de cuna bonitas y otro tipo de canciones o me vas a odiar. Pero estoy segura que te gustará la buena música como a tu padre, porque cuando la escuchas no dejas de moverte.
En fin, pasado ya el mes de julio, cada vez queda menos para tenerte entre mis brazos, entre tanto, seguiré disfrutando de tus movimientos y pataditas y arreglando tus cositas para que cuando llegues todo esté a la altura de lo que te mereces.
Un beso de mamá. (Nunca me había llamado a mí misma así... mamá...¡qué bien suena!)