jueves, 23 de agosto de 2012

Suspiro...
la oscuridad, la música, el momento...
todo me hace acercarme a ti,
pero no puedo, no debo,
la razón quiere vencer al deseo.
Tus manos me rozan con timidez,
esperando una respuesta que no
quiero que llegue,
y me acaricias la piel muy suavemente,
pero me acerco, rozo poco a poco tus labios,
sin llegar a apoyarlos, como una mariposa aleteando
casi sin mover el aire,
y volvemos a sentir la caricia carnosa de mi boca...
 y ya, sin posibilidad de huir,
tus labios se unen a los míos en un tímido beso,
la inseguridad, el miedo,
se deshacen en cristales rotos de locura,
un mar de sensaciones me recorre el estómago,
suben y bajan al compás de la intensidad 
amarga y dulce del deseo.
Se intensifica el ritmo prodigioso de la pasión,
un beso, dos, miles,
rompimos la barrera de lo prohibido,
la razón ausente en un recodo del mar,
perdidos... entre tantos besos...
imposible encontrar de nuevo el rumbo
 es imposible...
pero no quiero parar ya.

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