sábado, 12 de febrero de 2011

Amores

Supongo  que el despertarme de este modo en este día, en el que el nerviosismo recorre mis venas dos días antes de la operación,  no me ha traido buenos pensamientos. Me he despertado escuchando lo siguiente: "Mari tia, que lo siento por no quedar ayer, pero que tenía una explicación, ¡ay dios, que sé porqué me dejó el Jose Mari, porque estaba con la Miriam!, ayer los pillé infraganti". A estas palabras, le siguió un llanto horrible y una serie de detalles con pelos y señales sobre cómo había pillado a su amiga con el novio. 

La chica estaba en el patio comunitario y al abrir los ojos, pensé por un momento que me encontraba dentro de una telenovela. Pero es que esa situación, esa sensación de tristeza y dolor la hemos sentido todos alguna vez. Cuando alguien te deja, para uno es incomprensible, es doloroso, es cruel y si encima no te dan una razón convincente, es aún peor. Supongo que esta chica, que decía textualmente una y otra vez: "estoy muy mal Mari, estoy rota por dentro, " ahora se sentía mal por la doble traición, pero al menos había encontrado una explicación lógica a la ruptura. Supongo que cuando es así, con terceras personas por medio uno se siente algo mejor al culpar a otros, y no a uno mismo.
Antes de la ruptura, uno se para a observar lo negativo y las necesidades que no están cubiertas, pero sólo a raíz de la separación, uno es consciente de que existían otras que sí estaban satisfechas. En este momento es en el que se toma conciencia de que se echan en falta ese tipo de satisfacciones o beneficios.
El paso del tiempo crea una dependencia emocional entre las dos personas que es difícil de solventar, esta chica, ahora pasaba por ese horrible agujero negro. A veces, tan negro que dura meses. No he podido evitar recordar una relación del pasado, y como, una vez que se empieza a ver todo de otro modo, que se aprende a estar solo, a disfrutar del tiempo libre, a conocerse más a uno mismo el negro se convierte en blanco, o al menos en tonos muchos más claros.
El amor es completamente incompresible a veces, uno no elige de quién se enamora, ni por cuanto tiempo, ni puedes evitar que aparezcan terceras personas en tu vida. Simplemente hay que cultivarlo como si fuese un jardín, pero por mucho que lo mimes puede caer una gran tormenta de granizo y mandarlo todo al traste. Ahora que se acerca San Valentín,  que uno aprovecha para cenitas, flores y regalos que no se dan todos los días, es momento de regar aún más el jardín, y sobre todo disfrutar del presente, porque creo firmemente que en esto del amor no suele haber buenos ni malos, simplemente  es Eros el que nos coloca como fichitas de un juego entre él y Afrodita.

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