En estos tiempos que corren, en los que
la crisis, el paro, las angustias y decepciones están a la orden del
día, de vez en cuando viene bien un poco de humor y reirse de uno
mismo.
Y eso es lo que hago yo hoy, hace mucho
que no escribo, porque entre mi peque y el trabajo apenas me queda
tiempo ni para encender el ordenador. Pero hoy he encontrado un
ratillo para quitarme el mono, y para poder hablar de algo que
imagino que les pasa a todas.
Esto va dedicado a esas señoras, bueno
y también señores, (porque no va la indiscrección solo asociada al
género femenino) que me miran la tripa y vuelven a mirarla, pero no
son capaces de contenerse, y por supuesto no se muerden la lengua y
al final como poseídos por una necesidad imperiosa te dicen:
“¿niña...(se relamen como de gusto antes de decirlo) estás
embarazada de nuevo?”. Y tú, con una mezcla de angustia, rabia y
al final resignación le contestas muy cortesmente: “No señora no,
¡simplemente estoy gorda!”. Y de repente, les entra como un apuro,
irreal por supuesto que sí, y te dicen: “eso es normal, poco a
poco te quedarás delgada, si estás dando el pecho...” . Y de
momeno piensas, esta tarde voy a hacer deporte y no pienso comer
nunca más.
Y es irónico cuando te has pasado
media vida intentando tener menos tripita, porque una, todo hay que
decirlo, siempre ha sido barrigona. Y esto tiene un trasfondo, la
sociedad es muy cruel con las mujeres y los estereotipos físicos,
tenemos que estar perfectamente depiladas, sin michelines, cuidada la
cara, vestidas a la moda, 90-60-90... y ¡caramba!, la belleza
exterior no tiene que coincidir con esos cánones, cada mujer es
bella en sí misma, combinando su interior y exterior y ya está bien
de tantas tonterías. Y es por culpa de esta sociedad, que vivimos
acomplejadas, unas por la tripa, otras por la nariz, otras por las
piernas, las caderas... los hombres, seamos realistas, no tienen esas
preocupaciones, la mayoría, y no me gusta generalizar, son felices
con sus tripitas cerveceras cuando les salen, y las lucen orgullosos,
enhorabuena a todos por ello.
Y es que quizás la culpa sea nuestra,
que somos nosotras mismas las que nos dedicamos a mirar a las demás:
"y esta está demasiado delgada, y la otra tiene estrías, y aquella de
allí arrugas...", deberíamos querernos un poco más.
Y volviendo a mí, y a mi barriga,
nunca olvidaré cuando comenzaba a trabajar de profesora, hace ya
casi siete años, era mi segundo destino de interina, si hago
memoria, debía tener por aquel entonces la tripa que tengo ahora,
porque estaba más rellenita. Estaba en clase y veía como dos
alumnas cuchicheaban mirándome la barriga, hasta que una dijo en
medio de la clase: “ maestra, ¿para cuando el niño?”, recuerdo
que me cabreé, y castigué la niña con una redacción sobre la
importancia de ser discreto y ponerse en el lugar de los demás,
después me pasó lo mismo en otra clase, hasta que me dio por nadar
para bajar la tripita. Sudores, y sudores hasta que estaba casi casi
planita el año pasado...pero... llegó Manuel.
Sin duda, el verano pasado el más
feliz de mi vida luciendo barriga, sin preocuparme de los michelines
tostándome al sol en la playa y la piscina. Y fijaos que tontería
más grande porque cada una tiene el cuerpo que tiene y ya es hora
con 33 años de haber aceptado que la barriguilla es parte de mi
persona pero... qué va, no hay manera, que me queden apretados los
vaqueros, que parezca que estoy embarazada de nuevo... cuesta trabajo
asumirlo.
¿Pero sabéis que os digo? Que hay
cosas más importantes que estar a la línea, que si tengo tripa miro
a mi niño y se me quita la angustia, y que la gente podía ser un
poquito más considerada y no decir todo lo que se le pase por la
cabeza, sin ponerse en el lugar de los otros, empatía señoras y
señores, se llama empatía.
Y a quien no le guste mi cuerpo que
mire para otro lado,estoy contenta con lo que soy, afortunadamente
hay cosas más importantes por las que preocuparse, motivos por los
que luchar y dejar vivir al prójimo tranquilo. El camino es dejar de
tener complejos y quererse a uno mismo sea como sea. Y reírse de uno
mismo,es la mejor medicina contra las absurdas críticas de los
demás. Sean felices.
1 comentario:
Jajajjajajjajajja....aiiiii amiga!!! Tu mejor q nadie sabes lo reflejada que me veo en este post...jajajajaja. pero tb sabes la capacidad para reírme de mi misma. No hay q resignarse a tener tripa..porq es verdad q, ya con 33 años, hemos pasado lo peor. ..jiijiji.... sin embargo el vaquero seguira molestando :(
nada...ahora lo importante es en las mujeres y sobre todo, MADRES que nos hemos convertido...y en lo orgullosa que estamos de nuestras barrigas, de albergar 9 meses estas maravillas y que pese a todo se han quedado al menos como antes :p
Ya llegaran epocas de lucirlas mejor...
un besazo para tu manuel. Y otro grande para ti. EBR.
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