Un día me di cuenta que podría escribir un libro titulado Cosas que sólo me pasan a mí, constantemente. Sí, tengo una colección de anécdotas estúpidas, con un tono entre lo bochornoso y lo simpático que a ojos externos deben ser un descojone constante. Sin duda, estar cerca de mí es divertido, nunca te puedes aburrir.
Un ejemplo es lo que me pasó recientemente, podríamos titularlo La boda de mi mejor amiga.
Las bodas son espectáculos sociales en los cuales lo único importante si te paras a pensar es la novia. Un hermoso vestido, un perfecto maquillaje, peinado. Todo gira en torno a ella. ¿Alguien se fija en el color de la corbata del novio? ¿O en el color de la camisa? Por supuesto que no. Es un día emocionante para las familias, los amigos, conocidos etc. En fin, yo me guardaré ahora mismo mi opinión personal sobre el matrimonio, porque para qué.
A mí, sinceramente, lo único que me interesa de una boda, si yo me casase algún día quiero decir, sería el vestido. Vestirme de princesita disney pero de blanco. Porque eso tiene que llenar el lado egocéntrico que tiene todo hijo de vecino. Lo demás... bueno sí, la despedida de soltera con tus amigas, eso sí que mola, pero que a mí me la podéis organizar ya aunque no me case nunca...¿o es que no me lo merezco?
Bueno, tal y como iba contando, era la boda de mi mejor amiga (la boda en la que mejor me lo he pasado de las últimas que he ido, pero supongo que será por la cercanía de la persona casamentera). Estuvo guay ver cómo se arreglaba, se ponía el traje, llegaba a la iglesia, la ceremonia y ese largo etcétera. Yo monísima de la muerte, bueno en verdad no tanto, porque como tenía el pie fastidiado no podía llevar tacones, así que era un tapón con pamela, básicamente. Pero bueno, cosas que pasan, una que se tropieza de la forma más estúpida.
Salimos a la puerta de la iglesia para tirar el arroz a los novios, pero yo me retiré a una esquina no me fuesen a pisar. A estas, que Dios enfadado conmigo, no sé porqué motivo, (creo que con el tobillo ya era suficiente) hizo que se levantara viento, que se cirniera sobre mí, fuerte, rápido y se centrase en volar mi pamela. (Mira que lo pensé veces, me compro la pamela esta o no, mira que tú eres un poco desastre para estar cosas, piénsatelo, venga, y nada, pamela al canto).
Tuve un aviso, las cosas como son, noté que se elevaba sobre mi cabeza y estuve rápida atrapándola al vuelo. Pero ese fue el primero, Dios dijo, venga más fuerte señor viento, con eso no hacemos nada, y de repente la ventolera fue mucho más fuerte. Pero esta vez, se lo tomó a pecho, mi vestido con un poquito de vuelo comenzó a levantarse, al mismo tiempo, mi amiga me lo intentaba sujetar, yo también, la pamela volaba de nuevo, la gente miraba, la gente reía, y yo roja como un tomate. La pamela, la pamela, era lo que se escuchaba en la cuesta de la iglesia. Yo abochornada, mis amigas descojonadas, y la pamela se fue posando como una mariposa dando saltitos, y se iba, se iba, era difícil cogerla hasta que se despeñó por el cercado de debajo de la iglesia, adiós, adiós pamela.
En fin, cosas que pasan, le podía haber pasado a cualquiera me decía la gente para consolarme. ¡Y un carajo! Le podía haber pasado a cualquiera pero siempre me pasan a mí. Ya la gente comenzó a pasar, todo el mundo se reía de mí seguro, está claro. Porque la situación era para eso, yo también lo hice. Una exalumna más buena que el pan, que andaba por aquellos lares observando a los invitados, bajó al cercado y me rescató la pamela. Por suerte, no estaba demasiado fastidiada. Aunque traía de regalo una hormiga.
El resto del día muy bien, pero traumatizada ya de por vida....bueno, en realidad no es para tanto, sólo fue una anécdota más. Hay que reirse de uno mismo, total, que vida más triste si uno no ríe ¿verdad?.
Y aprovecho para desearles a los novios un Feliz Matrimonio, lleno de risas, porque las sonrisas sin duda hacen la felicidad. Así que ya sabéis, reiros, sonreid, que ser feliz es lo más importante.
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