Quizás es del ser humano esa cualidad que consiste en mirar para
otro lado y no ver los problemas de los demás.
Quizás nos hace fuertes el no ser solidarios, el permanecer
totalmente impasibles ante la desgracia ajena. El no ponernos en el
lugar de otro siempre que no nos afecte muy de cerca. Quizás, puede
ser, quizás.
Pero cada día me levanto frente a la barbarie de una humanidad
castigada por guerras, por crueldades absurdas, por muerte,
exterminio. Niños que mueren sin haber podido llegar a ser hombres,
mujeres que caminan con sus hijos pasando frío, aguantando la lluvia
e intentando llegar a un país que brinde a sus hijos un futuro
mejor. Se me parte el alma al ver tanta desgracia gratuita, tanta
indiferencia. ¿Acaso no podíamos ser nosotros? ¿Acaso no son
hombres, mujeres y niños de carne y hueso? ¿Por qué es el ser
humano tan cruel y muestra tanta indiferencia? Y no hay que irse tan
lejos, porque a veces, la tristeza, la desgracia y el odio están a
la vuelta de la esquina. Y quizás, con una palabra, con un gesto de
apoyo o una sonrisa de cada uno de nosotros bastaría para hacer un
mundo mejor.
Pienso ahora en nuestra santa, y como se portaron con ella, con
nuestra Eulalia bonita, en la época en la que vivió. Por su fuerza
y voluntad, por su creencia en Dios, acabaron con su joven vida, de
la forma más cruel y malvada que se puede imaginar, quemándola
viva. Por sus ideas, por su fortaleza y no negar los principios en
los que creía fielmente, nuestra Eulalia ha sido recordada,
venerada, y como no, amada.
Por eso santita mía, te pido por esta humanidad, por esta sociedad.
Que intercedas por nosotros y nos cuides, y puedas ayudarnos a hacer
un mundo, un país o un pueblo mejor. Uno a uno, granito a granito,
cada uno desde su ámbito personal y profesional, pero sobre todo,
nos ayudes a ver la vida de otra forma, a ayudar a nuestros hermanos
que están al lado, a tender la mano, que a veces parece tan
complicado como cruzar un río de lava ardiente. Que nos hagas
solidarios, que nos llenes a todos los corazones de amor, porque con
ese amor podemos vivir en un mundo más bonito, un mundo más alegre
y colmado de paz. Siembra en todos nuestros corazones la alegría y
si cada uno de nosotros hacemos un pequeño gesto, el mundo será un
lugar mejor. Y gracias Santa Eulalia, gracias por darnos esperanza
cada minuto de nuestras humildes vidas.
Escrito para el libro de Santa Eulalia 2016.